El pluralismo y la integración de grupos sociales diversos en el ejercicio político institucional y en los espacios de representación, son elementos claves que contribuyen a la calidad de la democracia en las sociedades contemporáneas. Una mayor participación permite que diversas voces y perspectivas de la sociedad estén reflejas en la toma de decisiones, refuerza la legitimidad y confianza en el sistema político y permite la construcción de consensos para lograr acuerdos más amplios, sostenibles y estables.

Sin embargo, históricamente muchos grupos y particularmente jóvenes y mujeres han estado relegados de los espacios de poder y toma de decisiones y han tenido que enfrentar discriminaciones y barreras para ser reconocidos y ejercer sus derechos políticos y a pesar de los esfuerzos para ampliar la participación de jóvenes y mujeres en nuestra sociedad, sigue existiendo una clara subrepresentación de estos grupos.

En Colombia, por ejemplo, el número de mujeres en cargos de elección popular evidencia las siguientes cifras, las mujeres fueron electas para el Senado en un 30% y en un 28,7% para la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas del año 2022; mientras que, en las elecciones locales del año 2023, hubo un 18,7 % de mujeres electas gobernadoras, 13,3% Alcaldesas, 20,3% Diputadas en Asambleas Departamentales y 19,6% Concejalas (MOE, 2023), una brecha de participación grande sobre todo si tenemos en cuenta que el 51,2 % de la población colombiana son mujeres (DANE, 2022), y que representa aún un reto enorme frente a la paridad en la participación política de las mujeres.

En el caso de los jóvenes, una de las iniciativas más importantes orientada a su reconocimiento político impulsada en los años recientes, fue la elección de los Consejos Municipales y Departamentales de Juventud del año 2021. Según datos de la Registraduría Nacional del Estado Civil (s.f.) de los 12’282.273 jóvenes entre los 14 y los 28 años registrados en el censo electoral a nivel nacional, tan solo 1’266.857 ejercieron su derecho al voto, lo que equivale al 10,3% de jóvenes habilitados.

Si bien es entendible que la baja votación puede obedecer en parte a que era la primera vez que en Colombia se realizaba la elección de los Consejos de Juventud y que es necesario que los Consejos se consoliden y tengan mayor divulgación e incidencia, no se debe desconocer que son cifras participación decepcionantes que deben llevarnos a plantear preguntas sobre el nivel de desafección de los jóvenes frente a los mecanismos formales e institucionales de participación y cómo las condiciones estructurales de falta de acceso a educación, empleo, seguridad y condiciones de exclusión social han afectado la participación política.

Frente a este escenario, las corporaciones públicas y cívicas, así como los partidos políticos pueden desempeñar un papel importante para promover el acceso y participación de los jóvenes y mujeres en espacios de representación y poder, mediante por ejemplo el establecimiento de cuotas de género y juventud, la conformación de listas cerradas donde se garantice la inclusión de jóvenes y mujeres, el fortalecimiento de procesos de formación y liderazgo político, la financiación de campañas y la incorporación del enfoque de género en la toma de decisiones públicas.